Jorquera rezará en la calle
Jorquera es una población de tradiciones. En la Semana Santa, más que nunca, el pueblo al completo saldrá a la calle para rezar, para sentir más de cerca a Nuestro Señor Jesucristo y a su Madre. Desde Cubas a Jorquera, las devociones de todos recorrerán las calles en el vía Crucis para dar ejemplo de comportamiento y buen hacer.
Dicen los antiguos –y si no, deberían hacerlo- que, si todos los días de Semana Santa son Santos, el Jueves es tres veces Santo, Santo, Santo. Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos y como tal podemos verlos en su inmensa y apacible serenidad. Si cada día de Semana Santa nos hemos fijado en un personaje de la Biblia, y después de extasiarte viendo a la Señora rezando a Dios.
Por todo ello, esta Semana Santa irán encontrándose gente que irán a Jorquera de un lado para otro intentando contemplar el paso del Nazareno y de la Virgen de los Dolores, Y como siempre, dando ejemplo de comportamiento.
Dejando por un momento al margen toda componente religiosa, si la Semana Santa se define por algo es por su peculiar estética, una estética en la que la mujer no podría estar ausente y que alcanzar con la tradicional mantilla su más alta cotas de belleza.
Afortunadamente, no se trata sólo de un vestigio del pasado y hace ya años que la mantilla dejó de ser privilegio exclusivo de las clases pudientes para convertirse en un aditamento cada vez más popular que sigue, no obstante, manteniendo el regusto de las más arraigadas costumbre y en días como el del Jueves Santo se convierte en el rito vivo dentro de ese otro rito de la tradicional visita a los sagrarios.
El Jueves Santo se puede vivir en Jorquera de mil maneras. Está construido sobre la parábola de una hipérbole; una desmesura que no admite comparación ni escala; una exagerada metáfora de sí misma erigida sobre palabras mil veces pronunciadas.
Superada la gozosa resaca del Jueves y Viernes Santo, nos llega el sábado. Jorquera se prepara para su día más grande, DOMINGO DE RAMOS, o mejor dicho la Entrada a Jorquera de Nuestra Santísima Virgen de Cubas. La Virgen ha tenido un especial protagonismo durante estos días de Semana Santa, nos ha mostrado su cariño, su amor a su hijo, nos ha querido mitigar el dolor por la pérdida del Hijo. María se ha presentado, un año más, llena de Dolores, Amargura, Pena, Angustia, Tristeza, Lagrimas, y siempre con Caridad. Pero la Virgen se nos muestra sola. Ante, estuvo al pie de la Cruz con su Hijo muerto, estuvo en el Descendimiento de la Cruz. Y lo acompaño hasta su sepultura.
En el aspecto puramente cofrade, la principal novedad de esta Semana Santa, nos llegara el Domingo de Resurrección, cuando entre en Jorquera su REINA, su MADRE, Nuestra MADRE, y con ella se realice la estación de penitencia más esperada durante el año.
El Domingo nos llegará María Santísima de Cubas, desde su santuario de Cubas, en el testimonio más grande de fidelidad. Porque como digo Juan Pablo II: “Solo puede llamarse fidelidad una coherencia que dura a lo largo de toda la vida”. El “fiat” de María encuentra su plenitud en el “fiat” silencioso que repite al pie de la Cruz. La fidelidad de María, la mejor de las fidelidades. La que demostraron igualmente las mujeres que, a lo largo de esta semana Santa. Así lo reconoce Jorque, Fidelidad, junto a la cruz, Fidelidad, en el dolor, y Fidelidad, en su gloriosa entrada en Jorquera, llena de gozosa gloria de alabanza.
Junto a la cruz, María vivió el consuelo de estar acompañada por Juan, el único apóstol que no abandonó a Jesús. El que tuvo el privilegio, por estar allí, de recibir a la Virgen como Madre. Nosotros recibiremos a María Santísima de Cuba como Madre nuestra y como Madre y Reina de Jorquera, en la tarde del Domingo de Resurrección.
¡¡FELIZ CUARESMA!
¡¡FELIZ ENTRADA DE LA VIRGEN DE CUBAS!!
José Manuel Ambrós Andújar